Su Fuente:
El agua que contiene una botella de Glacis, se origina en una fuente natural noble, como son los Glaciares El Trono y San José, de los que se obtiene agua con una estructura bioquímica – organoléptica superior.
El Embotellado:
Su proceso de embotellado es simple, sencillo y se hace cuidando no alterar en lo más mínimo la composición y exquisito sabor natural del agua. Ningun aditivo químico es usado en este proceso. Se entrega el agua al consumidor de la misma forma y en las mismas condiciones que si estuviera él mismo bebiendo el agua bajo el Glaciar.
La Marca:
Para conectarse con su fuente de origen, Glacis se convierte en una marca sólida que inmediatamente relaciona al producto con un Glaciar. Indudablemente que la marca y sus mensajes de apoyo conducen al consumidor a imaginar que una experiencia exótica y lejana llega a sus manos a través de una Botella de Glacis.
La Botella:
En consonancia con la nobleza y pulcritud de su origen, el envase que contiene esta agua tan peculiar, es una botella de líneas elegantes, minimalista, con personalidad, sobriedad y solidez constructiva. La idea es trasladar la majestuosidad del Glaciar al recipiente de su agua.
El Ritual:
Beber Glacis es experimentar el contacto directo con el pasado remoto. No se trata de sólo hidratación ni menos reemplazar el agua de la llave. Glacis permite vivir una experiencia exclusiva.